Hay muchos resorts de lujo pero pocos como Sotogrande. Esto es incluso cierto en la Costa del Sol, de la que forma parte su zona más occidental. La ciudad de Marbella, que se encuentra en las cercanías, también es innegablemente lujosa y llena de glamur, una gran y cercana vecina para los residentes y propietarios de Sotogrande . Pero Sotogrande tiene un toque y sabor propios.
Y es que en efecto, en este lugar con encanto se respira lujo de una forma muy discreta, elegante y nos atrevemos a que «con estilo», y es precisamente este refinamiento lo que caracteriza a Sotogrande. Se trata de un complejo turístico residencial en el que lujosas zonas de villas de lujo bordean la costa de arenosa y se extienden hacia el interior junto a la vegetación serpenteante y verde de reconocidos campos de golf. Aquí también se encuentra un centro hípico con vistas al campo, el famoso Club de Polo Santa María y un río que fluye hacia los clubes de playa y el popular club de raquetas. Una vez dentro de sus canchas de tenis y pádel, también estará a corta distancia a pie del centro social de Sotogrande, el maravilloso puerto deportivo de tonos pastel, cuyos canales y amarres parecen mirar hacia el centro de la marina.
Comienzos pioneros
Sotogrande ha evolucionado a partir de la imaginación de Joseph Rafael McMicking y Ynchausti y Mercedes Zobel de Ayala y Roxas, pareja pionera de la alta sociedad hispano-filipina que se enamoró por primera vez de este bello paraje a principios de la década de los sesenta. En 1962 compraron aquí cinco fincas y se dieron cuenta de que este enclave cercano al punto donde confluyen el Atlántico y el Mediterráneo sería un destino ideal. Siguiendo el modelo americano, crearon un lujoso club de campo que siguió un plan maestro bien pensado, sentando así las bases de la excelente infraestructura y el sentido del espacio propios de Sotogrande.
Se construyeron amplias avenidas de estilo americano y frondosas calles residenciales, alineadas con elegantes villas ubicadas en espaciosas parcelas privadas que se extendían desde la costa hasta las suaves colinas del interior. Cuando se fundó el primer centro hípico, club de playa y campo de golf, Sotogrande ya era uno de los lugares predilectos de una jet internacional centrada en la alta sociedad británica y española. Continuaron con el encanto refinado y discreto del resort que los McMicking habían impregnado por primera vez en Sotogrande, y hasta hoy conserva un aire de sofisticación y belleza tranquilo.
Se fueron añadiendo más campos de golf, hoteles, lujosas zonas residenciales y por supuesto el puerto deportivo y el club de polo, realzando aún más el glamoroso atractivo de un centro turístico de club de campo privilegiado que tiene sus raíces en la visión pionera de una pareja muy especial, pareja que concibió su creación no tanto como una empresa comercial sino como una versión idealizada del “paraíso en la tierra”.
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