Aunque está a poco más de 15 minutos deSotogrande, Gibraltar ofrece un ambiente muy diferente y de hecho muy singular que es el producto de su rica historia. Colonizado por distintas civilizaciones a lo largo de la historia, este puesto estratégico cambió para siempre cuando fue ocupado en 1704 por las fuerzas angloholandesas durante la Guerra de Sucesión española.
Tras ser cedido por España a la corona británica, se convirtió en una base naval, similar a Singapur, Hong Kong o Cape Town. No obstante, aunque este pequeño pueblo lleno de vida está aún impregnado de un cierto encanto colonial, su verdadero carácter está compuesto por la suma de las muchas partes que forman su población. Los gibraltareños constituyen una mezcla fascinante de españoles, judíos, malteses, genoveses, británicos y, últimamente, también indios y marroquíes.
Hay pocos lugares donde conviven grupos tan variados de personas de manera tan harmoniosa y cohesiva, algo que probablemente puede deberse al tamaño de Gibraltar y al hecho de que sigue siendo en cierto modo un exclave atribulado sobre territorio español. Los que esperen brillo y gloria se sentirán en gran parte desilusionados, las fuerzas ya casi se marcharon. Pero si a usted le gusta un punto de encuentro exótico con un sabor especial por sí mismo, mucho mejor.
Muchos residentes de Sotogrande se acercan a Gibraltar para ir de compras, van directamente al hipermercado Morrisonso a la Calle Real. Pero para otros, Gibraltar ofrece sobre todo la oportunidad de sentirse como si hubiesen viajado a otro país aunque estén a menos de media hora de su casa. Ligeramente agitado y suave, como debería ser un puerto, este pueblo cosmopolita es un lugar donde la historia envuelve un presente muy vivo produciendo una variedad de cosas sorprendentes para ver y sentir en un territorio tan pequeño.
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